Extiendo mi escalera de ilusión
para acercarme a él y recorrerlo.
Está al revés, más yo lo vuelvo.
Acaricio sus pétalos de esponja,
mientras me roza la caricia de su seda.
Duendes de espuma me sorprenden y saludan,
Animosos, ruedan sobre la suave blandura.
Juguetean, se esconden, reaparecen…
Me indican con sus sonrisas que es la hora de partir:
la Reina de Luz se acerca, es su momento y su gloria.
Lanzan besos de burbuja las rosas de mi jardín.
Me quedo mirando al cielo. Lo quiero.
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