miércoles, 26 de julio de 2017

CÓMO DAR FORMA A LAS CROQUETAS Y FREÍR LA LECHE FRITA SIN PROBLEMAS

A veces nos gusta que la masa de las croquetas y de la leche frita tire a blanda, pero así se maneja mal para darle forma y/o freír. Desespera un poco. 
Hay un truco que nos lo facilita: se mete la masa en el congelador hasta que se endurezca lo suficiente para poder manipularla, pero sin llegar a congelarse por completo.
A las croquetas les daremos forma mucho mejor, también os recomiendo un método de hacerlas que resulta muy sencillo y que explico en otra entrada del blog. Aquí os pongo el enlace: 

 "Croquetas muy fáciles de hacer"


La leche frita, puesto que ya está hecha y no necesita más cocción, solo la fritura para el revestimiento externo, es una gozada freír las porciones casi congeladas; no salpican en el aceite, se mantienen enteritas, sin levantarse o romperse la cobertura y se pueden comer casi al instante.


viernes, 14 de julio de 2017

EMBELESO

Eternidad-TinadeLuis-La narraTina
Carantoñas ambarinas y guiños tiernos
prendieron en los jazmines del embeleso.
Los sones y melodías que canta el viento
son tus requiebros. 
Aunaste sendas y andares,
enlazándolos con sueños,
que se adhieren como anclajes
al sentimiento.
Tú pintaste, amado mío,
del amanecer el beso
que endulzó abrazos de infancia,
suspiros de amantes nuevos.
Desecha los frutos vanos.
acopia aromas e inciensos,
carantoñas vespertinas,
venturosos sortilegios.
Una eternidad colmada de gratitudes, 
para ti, mi bien, deseo.

miércoles, 5 de julio de 2017

ENSALADA DE APIO Y NUECES

Una buena y fresca solución para unas prisas.

INGREDIENTES:
§                              *Un tarro de 250 g (peso escurrido) de apio rallado. Los de Mercadona, agridulces salen buenos.
§                              *Una manzana de buen tamaño  
                        *una rodaja gruesa de melón
§                              *Nueces peladas (un puñado, al gusto de cada cual)
§                              *Mahonesa
En realidad, las cantidades son orientativas. También puedes eliminar el melón y usar solo manzana. Adáptala a tu gusto: más o menos manzana  y nueces... Melón optativo...

PREPARACIÓN:
¡Bien fácil!
Escurre bien el apio. Trocea la manzana y el melón en cuadraditos pequeños.
Mezcla estos ingredientes. Añade mahonesa a tu gusto. Incorpora las nueces al final para que no se reblandezcan.
Sírvelo bien frío en una fuente alargada y échale imaginación para adornarlo (una tira de nueces en el medio, una hebra de bálsamo de módena, un pequeño salpicado de perejil, unas rodajitas de limón, unas láminas de aceitunas negras...).
Esta ración da para  3/4 comensales; para más doblad la cantidad.
Siempre la he hecho solo con manzana, pero la última vez solo tenía una manzana para 500 gm de apio y añadí dos rodajas grandes de melón. Me ha gustado mucho el resultado.
¡Que aproveche!

La foto queda pendiente de subir para cuando vuelva a hacerla.


Y aquí tenéis el enlace de descarga de la receta.

martes, 4 de julio de 2017

¡AY, AMOR! TE PERTENEZCO

Puesta-sol-tinadeluis-la narraTina
Te miré. Me devolviste la mirada.
¡Ay, Amor! ¡Cómo lo hicieras!,
que me embrujaste con tu savia.
Y desde entonces...
no pude más que anhelar
el tránsito por tu vereda.
Prendido en tu amor quedé
y usurpaste mi sentir, sintiendo.
Ahora soy tuyo, igual que el aire
fundido en el aliento.
Vivo en tu vivir y vuelo con tus alas.
Inmerso en tu pasión estoy,
retenido en ardoroso hechizo eterno.
¡Ay, amor! Te pertenezco.
Susurra en mis oídos tus deseos.
Ya no concibo otro estado ni vivencia,
que navegar y diluirme en tu universo.
Complacerte, amada, cada día es reto.
No me conformo con tan poco,
ser tuyo quiero por el resto de los tiempos. 
                                                 

sábado, 1 de julio de 2017

DE UNA HIJA... QUE NO LO FUE.

«Hoy he podido decirle adiós porque no reconocía a nadie y no pudo o supo echarme de allí. Aunque, cuando sus ojos se cruzaron con los míos, su mirada se volvió arisca.  Tal como vivió, murió; respecto a mí. Con los labios vacíos de palabras y los ojos repletos de censura. Junto a su último suspiro expiró mi última esperanza de hallar en él un mínimo atisbo de comprensión, aunque solo hubiera sido de forzado fingimiento, en la hora de su muerte.
Veinte años esperando una llamada suya, que nunca llegó. Y tú, madre, me repetías sin cesar que no sufriera, que antes o después me perdonaría. ¡Él a mí! ¿Qué es lo que tenía que perdonarme? ¿Avergonzarlo delante de la gente porque su hijo no era como él hubiera deseado? Su hijo… ¡una nenaza!, como decía de continuo, envenenado por la rabia y el resentimiento. Me extirpó de su vida como quien se quita un grano. Me dejó tirado. Nos dejó a los dos; según tú, por culpa mía.  ¡Loable amor el suyo!
Tal vez me haya perdonado, sí; por todos sus desprecios y agresiones, por desgarrarme de impotencia y asco en aquellas viles encerronas con mujeres que me preparaba en mi adolescencia. O cuando me llevó a la playa de nudistas para humillarme, exhibiendo ante todos mi miembro, mientras se burlaba de él. Estas y ¡tantas otras vejaciones…! Cuántas veces lo vi con las tijeras en la mano, mirándome de soslayo con oscuras intenciones… Pero… he tratado de olvidar.
Mírame, madre, ni lágrimas me quedan ya. Algo sí que consiguió: me endureció, después de todo. Y tú… Tú, en el fondo, lo justificabas; con tus silencios, con tu aptitud, con tu recriminación pasiva. Porque, al final, me reprochabas internamente el fracaso de vuestra convivencia, de vuestras vidas. No os he perdido recientemente, me quedé sin padres desde muy pequeña. Yo sola, con mi estigma y mi deshonra, que jamás deberían haberlo sido.
Deseaba contártelo y decirte, además, que ya me habéis liberado, porque al fin puedo mirar hacia delante. Que tengo padres, hermanos y amigos en el mundo, que me quieren y me valoran.
Y lo digo con orgullo. Un orgullo que nunca antes conocí. Gracias a vosotros dos, yo solo conocí la culpa, el error de haber nacido. La naturaleza se equivocó con mi físico, pero también lo hizo con vuestros corazones. Y puesto que el mío es limpio, generoso y no sabe de venganza: os perdono…, e intento comprenderos».
Antes de irse, echó una última mirada a la lápida y releyó el epitafio:
«De una hija… que no lo fue».

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