Transcribo
aquí este artículo, del cual no pretendo hacerme autora ni atribuírmelo.
Pertenece a Marcela Marzolo, Directora Ejecutiva de Fundación Educacional Oportunidad Lo
que quiero es contribuir a su divulgación, ya que me parece tan interesante y
que estoy totalmente de acuerdo con lo que manifiesta. Debemos tomar buena nota
de él. Más abajo dejo el enlace. Aquí el texto, que me encanta:
FORMAR
LECTORES ANTES DE APRENDER A LEER
Todos
estamos de acuerdo en que más que fomentar la lectura, debemos formar personas
lectoras, es decir, que posean el hábito lector. Según la investigación, la
lectura modifica el carácter, las emociones e incluso la personalidad. De este
modo, los que leen asiduamente captan mejor las emociones de otros y las hacen
suyas con facilidad, favoreciendo el desarrollo de la empatía. Los niños
expuestos a la lectura tienen mayor habilidad de ponerse en los zapatos de otros,
sean estos personajes de ficción o personas reales.
Pero
existe una fuerte tendencia a creer que dicho hábito lector requiere de saber
leer para desarrollarse. Ese es un mito que queremos derribar. Es importante
que juguemos con los cuentos. Sólo se necesita creatividad e imaginación. No
siempre necesitamos un libro: la narración oral y la invención de historias
crean en los niños la curiosidad por la ficción. Un cuento tiene personajes que
se pueden convertir en títeres, historias que se pueden convertir en canciones,
finales que pueden modificarse, y con ello ya se está generando en los niños el
interés por la narrativa.
Además,
si a esto sumamos que los niños desde su nacimiento puedan manipular libros
físicos acordes con su edad, ya sean aquellos plásticos que pueden meter en la
tina de baño, libros con dibujos y/o con tareas que deban realizar, como por
ejemplo buscar o identificar algo, libros con texturas, etc. La literatura
infantil, además de suponer el primer contacto de la infancia con las creaciones
literarias, constituye un excelente recurso a la hora de desarrollar su
personalidad, creatividad, imaginación y juicio crítico.
El
hábito lector no debiese surgir desde la disciplina o como una obligación, leer
debe causar placer y estar asociado con sentimientos agradables. Para eso es
necesario familiarizar a los niños con los libros como algo con lo que pueden
jugar desde pequeños, hojear, mirar, manipular. Así, el libro se convierte en
un objeto familiar. Un libro impecable es un libro que jamás se ha usado. Los
niños van descubriendo lo que es ser lector al manipular los libros. Para un
niño pequeño un libro es un juguete.
Formamos
niños lectores no sólo en cuanto ellos leen por sí mismos; la mayoría de
nuestros recuerdos de la infancia se relacionan con el afecto y la diversión.
En los niños, el afecto se asocia con el bienestar que da, por ejemplo, que sus
padres les cuenten un cuento o les lean una historia de manera cercana y
cariñosa. Debemos formar lectores desde el afecto para que la lectura sea un
hábito que provoque y evoque esas sensaciones placenteras de la infancia en la
edad adulta.
Para
ello, nosotros los adultos debemos ser los modelos lectores: esto significa
tener siempre un libro a mano. Demostrar interés por los libros. Demostrar
interés por lo que los otros leen y considerar la lectura como otra forma de
entretención. También significa reírse, llorar y sorprenderse con lo leído, en
voz alta y sin vergüenza. Si somos modelos lectores, tendremos más niños
lectores.
http://eligeeducar.cl/formar-lectores-antes-de-aprender-leer
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