martes, 21 de febrero de 2017

MUJER DE PRINCIPIOS (Y DE FINALES).

Charlotte, de cuarenta y seis años, era una mujer emprendedora, decidida, independiente, luchadora y de sólidos criterios. Por motivos laborales tuvo que trasladarse, y se instaló en un elegante barrio residencial; de costumbres bastante puritanas, al parecer.
La primera jornada fue agotadora e intensa, de un calor, insoportable. Al llegar a casa lo primero que hizo Charlotte fue darse una buena ducha y salió en bata a la terraza, para relajarse mientras se tomaba un refresco.
Los vecinos que vivían frente a la casa de Charlotte, se escandalizaron de ver a su vecina en el balcón con una ropa tan… ligera y al día siguiente enviaron al conserje con un recado:
—Sus vecinos me mandan decirle que si puede ser usted tan amable de no salir a la terraza en bata.
Charlotte asintió. A la siguiente noche salió a la terraza con un picardías.
De nuevo acudió el conserje a pedirle, en nombre de sus vecinos, que fuera tan amable de no salir a la terraza tampoco con esa ropa de dormir. Charlotte asintió y horas más tarde se tomó su refresco en la terraza, en ropa interior.
Por tercera vez acudió el conserje a su casa y le transmitió la siguiente petición:
 —Dicen sus vecinos que si tendría la amabilidad de salir a la terraza en bata.

Esta vez Charlotte sí les dio gusto e hizo lo que le pedían. 


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