Escribir para niños es muy difícil, más de lo que la gente
cree. A medida que “maduramos” nuestro lenguaje y forma de expresarnos se
consolida y se estanca. Los niños y jóvenes, utilizan un lenguaje particular,
propio de la edad. Bajarte a su nivel de comunicación y expresarte a su manera
es casi imposible, salvo que te muevas entre ellos habitualmente y tomes buena
nota.
Carmen Posadas, entre otros, lo ha dicho en más de una ocasión:
Empezaste publicando cuentos para niños.
Empecé a escribir para niños porque creía que era más fácil.
Mentira, ¡escribir para niños es muy difícil! Pero yo creía que lo era porque
no me atrevía a intentar la Literatura con mayúscula. Alterno la literatura
infantil con la de adultos. Cambio mucho de género. Me divierte probar cosas
nuevas cada vez. Y escribo porque es lo único que sé hacer. Para el resto de
las cosas soy un perfecto desastre.
Entrevistador: Llama
la atención, porque siendo una mujer que tiene muchas cosas para decir, y que
cuando uno la escucha es muy desenvuelta, a veces en la vida social se mantiene
un poco al margen, es curioso eso. Yendo a tu literatura en sí, tú comenzaste
escribiendo para niños y después fuiste a la literatura para adultos. ¿Por qué
empezaste por ahí y cómo se dio esa transición posterior?
– Empecé escribiendo
para niños pensando que era más fácil, y es mentira, escribir para niños es muy
difícil. Siempre he sido bastante insegura, y como además nunca fui a la
universidad, me daba un poco de complejo decir que era escritora, entonces
empecé escribiendo para niños para abrirme camino. Y tuve suerte, creo que la
literatura infantil es un banco de pruebas perfecto, el que sabe mantener la
atención de un niño desde luego sabe mantener la atención de un adulto.
Cito fuentes:
Respecto a esto se me plantea otra cuestión engorrosa y
controvertida: ¿qué vocabulario se debe emplear en obras infantiles y
juveniles? Según algunos, el de ellos. Cuanto más ajustado a la edad, más le
gustará. De hecho, proliferan ahora colecciones de libros con un éxito rotundo
entre dichos lectores. Cada nuevo ejemplar ya tiene el camino regado. Yo
preguntaba a una niña de once años el motivo de que le gustaran tanto esos ejemplares
seriados. Ella me contestó que porque los personajes hablaban exactamente igual
que ellos. No dijo nada del contenido, de la historia, del argumento. La
protagonista se convierte en una más del grupo, que habla, piensa, actúa… como
esos niños que lo leen. La verdad es que visto desde esa perspectiva es encantadora
y muy atractiva, pero a continuación me planteo yo: ¿Cuál es el mejor
procedimiento para ampliar el vocabulario de los niños y jóvenes? ¿Haciéndoles
memorizar interminables listas de palabras? NO. ¿Ejecutando las tareas de
clase? EN PARTE. ¿Leyendo? BASTANTE ¿Hablando? MUCHO. La cuestión es: ¿Cuándo, cuánto
y con quién dialogan estos niños? Pocas veces, poco tiempo y la mayor parte con
sus amigos y compañeros. Complicado es que aumente lo suficiente y necesario su
vocabulario. El manejo del vocabulario debe forjarse e incrementarse desde bien
pequeños, pero existen miles de vocablos que apenas se utilizan en el habla
ordinaria, común y cotidiana.
Por lo tanto, yo defiendo la inserción y utilización en los
libros infantiles y juveniles de un porcentaje razonable de vocablos difíciles y
desconocidos para ellos. Esto enriquecerá su vocabulario. ¿Que no las
comprenden? No hay problema: eso no impedirá la comprensión general de la
historia y del texto; deducirán su significado por el contexto general. Si
alguna se les retuerce, que utilicen el diccionario, su uso es muy
recomendable. También los adultos se encuentran en sus lecturas palabras
desconocidas, que deducen del conjunto o que consultan. Acostumbremos a los
niños a lo mismo desde pequeños. Al aprender un idioma no queda otra
alternativa que consultar y consultar palabras desconocidas.
Para concluir, no defiendo a rajatabla ninguna de las dos
posturas, pero ambas no son incompatibles ni reñidas. Podemos facilitarles
ambas cosas: libros de fácil lectura, para que se aficionen y libros con
vocabulario algo más complicado, para que perfeccionen su acerbo lingüístico.
Yo leía de muy pequeña muchos libros dirigidos a adultos, por
dos motivos principalmente: que no disponíamos de la variedad y cantidad que existe
hoy en día y que me gustaban algunos destinados a mayores.
Animaos a opinar al respecto y comentamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario