A veces se
desarrollan escenas delante de mí que me hacen reflexionar mucho. Hace tres
días, esperaba en la caja de un supermercado y oí un diálogo entre una madre y
su hija, de unos siete años. Fue más o menos así:
—¿Celia, has echado tú en el carro
este paquete de galletas?
—No. Yo no lo he echado.
—¿Estás segura? Antes no estaba aquí, y mamá no lo ha puesto.
—Yo no he sido.
—Pues coincide que estas galletas te
gustan mucho.
La niña se defendía en un plan tímido, sin demasiada pasión..., con
cierta inquietud en la mirada. La madre no le decía directamente: "Has
sido tú", pero con su actitud dejaba entrever que lo pensaba. En ese
preciso momento, la señora que iba a pagar echó algo de menos y comentó que
le faltaba un paquete de galletas en su compra. La cajera le dijo: "Se ha
caído de la cinta, dentro de ese otro carro, creí que lo había visto usted
también". El asunto quedó claro.
Si no llega a ser así, tal vez la madre hubiera acabado culpando a
la niña y presionándola para que confesara algo que no había hecho. Habría
cometido un gran error, pues hubiera generado en la pequeña una imagen de sí
misma muy negativa y humillante, hubiera sido un indicativo de la poca
confianza que su madre depositaba en ella, y su nivel de autoestima se habría resentido.
En determinados casos, incluso me atrevería a asegurar que el subconsciente de
una niña en esa situación, haría esta lectura:
«Mi mamá me cree capaz de robar algo y me acusa sin razón. Si
eso es lo que va a pensar, con razón o sin ella, mejor lo hago y saco algún beneficio».
Por favor no acuséis a nadie, y mucho menos a los niños, sin tener
una certeza total y absoluta de lo que afirmáis. No solo es triste, sino que
contribuye a que el acusado acabe por creérselo e incorpore esa característica
a su personalidad.
Voy a ir más
allá. Aunque un niño o niña mienta; quite o robe lo que no le pertenece, en
alguna ocasión, es mejor no acusarlos directamente del delito. Mejor darle otro
enfoque y hacerles creer que su falta se ha producido por desconocimiento, por
error, por no haberlo pensado... y transmitirles el mensaje: "Tú no eres
así; de ninguna manera". Seguro que no se repite.
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