—Cuando
clavas tu mirada en mí, me derrito de placer. Imaginar tus caricias me
estremece. ¡Cómo deseo sentir tus manos recorriendo mi cuerpo! Si te entregas a
mí, jamás te arrepentirás. Sé muy bien que cuando me aceptes moriré de gozo, y
te perteneceré. Te daré cuanto tengo, hasta vaciarme. Te haré cruzar
el universo, te llevaré a la cuna de los tiempos, complaceré tus sueños
imposibles, por ti convertiré la magia en realidad. Pero no temas, siempre
serás libre si es que deseas unirte a otro. No te retendré, yo mismo te
mostraré el camino. Más no me apartes de tu lado; permaneceré ahí, silencioso. Tanto
si estás junto a mí como si me dejas, mi amistad y mi amor siempre te serán
fieles. ¡Ven conmigo, por favor!
—Tus propuestas
me tientan, me seducen, me encandilan, me embelesan, me embriagan… Tus
hermosas palabras encienden mi sed y mi deseo. Tiembla mi corazón al contemplarte, sumiso y
enamorado. Insuflas mi alma de delirios. No seré capaz de resistirme a tu pasión
por mucho tiempo, lo sé. En realidad, no quiero hacerlo. Con todo mi ser anhelo
entregarme a ti. Comprendo que si me rindo a tus encantos, ya nunca sabré vivir
sin tu cariño. Dependeré de ti el resto de mi vida, pero gozosa. ¡Te amo, LIBRO! Tómame.
Hazme tuya para siempre.
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