miércoles, 23 de febrero de 2022

ESCRIBIR UNA NOVELA III

                          

Como iba diciendo, se empieza... por madurar el argumento para la nueva obra. La cabeza está llena de ideas. Se supone que, entre otras razones, por eso tienes ganas de escribir, para exteriorizarlas. Y si no existen las ideas, tómalo con calma, porque pueden tardar en venir. No obstante, aunque estén ahí, no deben salir de cualquier manera, como un batiburrillo. Imaginemos un traslado a una casa nueva, en el que tienes que distribuir todas tus pertenencias en los nuevos armarios y cajones. No puedes ir echando las cosas sin orden ni concierto. Se debe planificar, organizar, distribuir, ordenar, estructurar, darle cuerpo... Con la escritura este proceso es complicado y cuesta un poco más. Durante cierto tiempo parece que tuvieras limerencia por enamoramiento. La cabeza ausente, en otro mundo y otro entorno, inmersa en la historia que tienes entre manos.   

Cuando, al fin, le has dado un buen hilvanado, llega la hora de una mejor costura. Lanzarte a las hojas en blanco y rellenar. Demasiado que rellenar. No es sencillo. En el caso de mi nueva novela, para la cual he tenido que investigar y realizar muchas consultas, el avance ha sido lento, muy lento. Sobre todo, teniendo en cuenta que, al ser una actividad libre, no te dedicas a ella en exclusiva, sino cuando el tiempo te lo permite, y siempre escasea.

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