La lluvia cae.
Cae indecisa. Deambula errante.
En ocasiones, diosa y otras, proscrita.
Desconoce las reglas del hombre
y no acierta nunca.
Cuando no acude, la invocan; cuando
afluye, la conminan.
La versatilidad humana la turba.
Ruegan favores, la imploran.
Si en su mano está agradarlos, derrama,
espléndida, sus caudales.
Con ingratitud, la agravian. Y
herida de indignidad, se esconde para gemir a solas.
En tal soledad se preña, crece
y se expande. Retoma su quehacer diario.
No hay elección en su oficio, no
lo entienden. Ella no comete error.
Son los humanos, volubles, que
no mudan, que no aprenden.
No se avienen ni comparten. No
inquieta lo que vendrá,
solo el ahora, y... ¡ni eso! Y,
así, las dádivas recibidas,
se pierden, se desperdician.
Nunca previenen.
Autora: Tina de Luis
Autora: Tina de Luis
Precioso y cierto, no aprendemos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Los humanos son un desastre para la naturaleza. Un abrazo.
EliminarQue cierto Tina. Me encanta❣️❣️
ResponderEliminarQue cierto Tina. Me encanta❣️❣️
ResponderEliminarMuchas gracias, Mina. Me alegra que te guste. Besos.
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