domingo, 15 de septiembre de 2019

INCOMPRENDIDA


La lluvia cae.
Cae indecisa. Deambula errante.
En ocasiones, diosa y otras, proscrita.
Desconoce las reglas del hombre y no acierta nunca.
Cuando no acude, la invocan; cuando afluye, la conminan.
La versatilidad humana la turba. Ruegan favores, la imploran.
Si en su mano está agradarlos, derrama, espléndida, sus caudales.
Con ingratitud, la agravian. Y herida de indignidad, se esconde para gemir a solas.
En tal soledad se preña, crece y se expande. Retoma su quehacer diario.
No hay elección en su oficio, no lo entienden. Ella no comete error.
Son los humanos, volubles, que no mudan, que no aprenden.
No se avienen ni comparten. No inquieta lo que vendrá,
solo el ahora, y... ¡ni eso! Y, así, las dádivas recibidas,
se pierden, se desperdician.
Nunca previenen.    
                                                                    Autora: Tina de Luis
       

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