jueves, 16 de agosto de 2018

LOS MORADORES DE LAS PLAYAS

Tina de Luis -  La narraTina - Sombrillas

¿Quiénes son los más madrugadores en ambientes vacacionales?
Entre otros, los corredores, los ciclistas, los que pasean perros, una servidora  y… los moradores de la playa.
Dichos seres, a las ocho de la mañana o ¡aaantes!, se equipan con sus sillas y sombrillas, se posan en la arena y colocan estos enseres en los mejores puestos y en primera línea, eclipsando todo espacio. Este fenómeno es habitual en los últimos años. Tal vez antes, no tengo certeza. Es difícil desentrañar este misterio, ni los científicos más avezados logran descifrarlo. ¿Cuáles son los derechos adquiridos para gozar del privilegio de sus parcelas de playa particulares a las que otros no pueden acceder? ¿La edad? ¿Derechos auto-otorgados que los demás no sabemos o no nos parece propio otorgarnos? Tenemos censores que nos lo impiden: la lógica, el sentido común, el razonamiento, el respeto a los demás… ¿O tal vez el hecho de plantar en ellas estos elementos básicos? Y lo de plantar es casi, casi literal, pues cuando algunos van a retirar sus sillas, a avanzadas horas de la tarde, tienen que tirar con fuerza para extraer las raíces que han echado.
Hay algunos una pizca más considerados, que dejan a un representante en la orilla, custodiando las silla propia y la de otros quince o veinte. 
Estos entes moran en las playas (solo les falta pernoctar). ¡Hay que tener ganas! Como ya he dicho, se asentarían en ella con la salida del sol (lo hacen algo más tarde porque antes no les dejan) y se despiden con el ocaso. Durante todo ese tiempo, ocupan su puesto de honor, charlan, otean el horizonte (hacia atrás no miran, por si acaso) y se dan algunos chapuzones.
He visto llegar a familias con niños pequeños y no poder los pobres jugar apenas con la arena y hacer castillos, en la orilla, por falta de espacio. Los mejores puestos fueron reservados muy temprano por los impertérritos moradores de la playa.

         Para que os riáis (si ello es posible), como hice yo al ver una toallita de rafia sujeta por cuatro piedras en las esquinas, para asegurarse y reservar la sombra de dos palmeras. Obsérvese detalle

               








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