Hechicera de plata,
misteriosa, calmada,
vigilante muda...
Anega de plenitud las almas
y tiñe las pupilas de infinito.
Se enreda su sonrisa con las otras.
Estallan, derramando cascadas vespertinas,
noches de calima, de locura
cuerda,
de silencios baldíos trasnochados.
Pasiones y nostalgias cristalizan
en hialina crisálida de anhelos.
Tras su influjo eclosionan,
turbados y desnudos,
esperando la llama del día, que los
prenda.
Tal vez, después, en su latir febril,
recelen del peligro y vértigo
de ser incendio en su ausencia.
Autora: Tina de Luis Santiago
Autora: Tina de Luis Santiago
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