¡Trágico fin sin prólogo!
Roce pueril soliviantó la ira
de la pupila fiera
y enfureció al puñal
que hendió la herida
que me forzó a caer,
deshecha, en tu caída.
Nuestro querer truncado
nos truncó la vida
y mutiló tibio anhelo.
Fue pretensión falaz
nuestro deseo ardiente
y voluntad de amarnos.
Ingenuo idilio nonato,
dallado por viles celos,
que hunden sus garras,
turbios y fieros.
Por Tina de Luis
Por Tina de Luis
Hermoso mi Tina ❤️ y muy triste.
ResponderEliminarMe gusta, Tina. Me gusta.
ResponderEliminarHermoso! Tina
ResponderEliminarMuchas gracias, amigos míos. Es un aliciente para mí que os guste.
ResponderEliminarGracias, Alex. Grande es el alma que se conmueve con la poesía.
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