A la
editorial, Bohodón Ediciones, le gusta y decide publicarla. Este es otro
momento de gran satisfacción. Te presentan el contrato, lo firmas, y empieza
otro maratón. Te envían la obra revisada, nueva lectura para comprobar la
corrección. Después pasa a maquetación, cuando está lista te la envían para
corroborar que todo está en regla: vuelta a repasarla. Después le toca el turno
a la cubierta, preparación de la sinopsis... Sintetizar es todo un reto, eh.
¿Cómo algo tan corto da tanto que pensar? Se trata de condensar 400 páginas en
muy pocas líneas; decir y no decir; conseguir sugerir el contenido, sin
desvelarlo; hallar ese punto justo para transmitir solo la idea. Por último,
llega la fase en la que estoy ahora: esperar a que termine la impresión y
tenerla entre mis manos.
La
imagen que la ilustra está pintada por mi amiga Rebeca Román. Un maravilloso
cuadro, como todos los suyos. Me encanta como le ha quedado: tan real y natural
que en vez de óleo parece fotografía. ¡Enhorabuena, amiga!!!
Como
puntos finales, la promoción: otra dura empresa, y el deseo y la esperanza de
que guste a los lectores.
FIN (y
principio una nueva etapa).
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