jueves, 15 de agosto de 2019

RINCÓN OSCURO BAJO LA VÍA LÁCTEA


Hoy repito este camino
que recorrimos los dos,
ilusión con ilusión, paso con paso.
Entre miradas furtivas,
complicidades y risas,
un anochecer de agosto, antaño,
brotó nuestro sentimiento.
Dos caminos enlazados,
el de Santiago y el nuestro.
Para aplacar los calores
de aquel bochorno de estío,
buscamos la intimidad,
y un remanso de frescura
entre aquel rincón sombrío,
alumbrado por luceros,
y por el fulgor candente
de nuestros ojos de fuego.
Danzaban nuestras miradas,
buscando en el firmamento,
las efímeras Perseidas.
Entre un beso y otro beso,
entre cálidos abrazos,
ellas cruzaban con prisa.
Nuestros deseos tras ellas,
sedientos, les susurraban,
pedían volverse hechos.
En vano las suplicaron,
raudas y esquivas, se fueron.
Y un día... te fuiste tú.

Hoy he vuelto a este lugar,
donde habitan mis recuerdos.
Intuyo, aún palpitantes,     
las huellas de nuestros cuerpos
sobre el verdor chamuscado
por el látigo del tiempo.
Me recuesto sobre ellas,
abro mis brazos en cruz,
para llenarlas.
Las recorro y acaricio,
las ocupo, las embebo.
Contemplo el techo argentado,
con ansiedad, con empeño.
Solo el resplandor del cosmos
alumbra tanto silencio,
en mi espesura.
El titilar de mis ojos vacila
como una vela de exvoto
que se acerca a su final.
He soñado con delirio
repetir aquellas sendas,
la de Santiago y la nuestra.
Aquí me encuentro, dichosa.
La Vía Láctea es mi guía,
mi compañera.
Las lágrimas de San Lorenzo
humedecen mis suspiros.
Las fugaces atraviesan y se escurren
por las orillas del cielo.
Mi deseo les envío, no me rindo:
«¡¡Devolvédmelo!».
Tal vez en esta ocasión
los meteoros traviesos
atiendan mis peticiones.
Dos veces culminaré
el Camino de Santiago,
cumplo la ofrenda.
El otro camino, el de ambos,
es el faro que me trae,
el que anhelo; entre sus brazos.
Yo seguiré caminando,
tras su estela, tras su canto,
tras sus miradas en verso,
y sus halagos,
sin detenerme a llorar,
sin condolerme. Constante.
La marcha debe seguir,
el Camino me ha enseñado
a mirar siempre adelante. 

Autora: Tina de Luis Santiago

viernes, 9 de agosto de 2019

MAÑANA


Clava en mi corteza ajada,
tu daga de ingratitud.
Escarba entre sus escaras,
y ahonda hasta que descubras
el sirope de mi llaga.
Allí donde tu rabia se cohíba,
hallarás dulzura.
Para ti la he reservado,
la resguarda mi aspereza,
no consiento que la usurpen
los ajenos. Solo es tuya.
Te la ofreceré en sorbos pequeños
hasta que aprendas a libarla,
para que me ames con locura,
tanto como yo te he amado a ti,
en tu rudeza.
Con cada porción de hiel que tú me dabas
elaboraba con amor una ambrosía,
madurándola en mi sima de esperanza,
sin permitirme dudar de que el mañana,
generoso, esposaría miel y acíbar.
Autora: Tina de Luis Santiago

martes, 6 de agosto de 2019

EMBRUJO


Hechicera de plata,
misteriosa, calmada,
vigilante muda...
Anega de plenitud las almas
y tiñe las pupilas de infinito.
Se enreda su sonrisa con las otras.
Estallan, derramando cascadas vespertinas,
noches de calima, de locura cuerda,
de silencios baldíos trasnochados.
Pasiones y nostalgias cristalizan
en hialina crisálida de anhelos.
Tras su influjo eclosionan,
turbados y desnudos,
esperando la llama del día, que los prenda.
Tal vez, después, en su latir febril,
recelen del peligro y vértigo
de ser incendio en su ausencia.
Autora: Tina de Luis Santiago
   

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