Sibilas verdes, rojas, amarillas…    
que van y vienen,
y el viento atrapa 
en los remolinos de la magia.
A veces quedas, 
a veces revoltosas,
a veces cantarinas.
Otras muchas, silenciosas.      
Viven ansiosas
sus últimos momentos, 
para apurar las últimas
ofrendas de sus diosas.
 



 
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