—Vengo a eliminarte
—respondió este—. Por tu culpa, mi trabajo es muy duro, ingrato y despreciable, ya no lo soporto.
Deseo retirarme de una vez, y descansar.
—¿¡Quiere acabar
conmigo!? No entiendo el motivo. ¡Ni siquiera me conoce! Muchos los intentaron y
lo intentan, pero no es sencillo.
—Te conozco demasiado
bien: eres la Vida y yo..., la Muerte. Mientras
tú existas, mi obligación es seguir. Hasta que no te aniquile, no podré parar.
Me ha hecho pensar en el séptimo sello. Interesante visión alegórica que enfreta a estos dos personajes. ¿Sería posible escribir otra, complementaria, en la que los dos jugasen como amantes? Y me gustó mucho el ¿calambur?
ResponderEliminarSería posible, Brando, "alguien" tendrá que intentarlo.
ResponderEliminarCuriosamente, en este caso mi microrrelato nació del calambur del título. Me gustó mucho y decidí darle cuerpo. En la mayoría de las ocasiones es al contrario, nace la idea y el escrito primero y luego le busco un título.
Muchas gracias, Alex. Como fallen las fuerzas... Adiós a todo esfuerzo, se requieren muchos. Un beso.
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