sábado, 24 de mayo de 2014

DEPREDADORES del asfalto

Ayer circulaba por la M40. Eran las ocho de la tarde aproximadamente. A esas horas el tráfico es muy denso, mucha gente regresa a sus casas. Si se vuelve con relax (que era mi caso), se sobrelleva dignamente, pero si el cansancio abate o se tiene prisa, es desesperante. Hay personas para las que el recorrido es una obligación diaria y tediosa. 
La circulación se condensa aún más en el punto en que se toma alguna de las salidas para abandonar la principal; la salida a la carretera de la Coruña, A6, en mi caso. Desde el momento en que tomas la desviación, el ritmo es muy lento, con numerosas paradas. Pues bien, es entonces cuando aparecen los malditos DEPREDADORES de carretera; esos que caminan sobre las cabezas de la gente. Mientras la mayor parte de los conductores se arman de paciencia y se resignan, guardan la fila y se la tragan, otros (un grupo reducido, por suerte) se creen seres privilegiados; para ellos no hay normas ni principios ni dignidad... Que esperen los demás, que son más tontos. Ellos son los guapos, los importantes, los listos, los de raza superior. Pasan de perder el tiempo y se saltan la cadena y, cuando están llegando a la cabeza del atasco, sin mirar atrás se cuelan en el primer hueco que pillan, haciendo frenar al de atrás, que le deja paso para evitar una abolladura. De este modo, se pone por delante de los sufridores, que esperan a que el tráfico se mueva. Y no es un caso aislado, no. Esta práctica se ve de continuo y muchas otras similares.

Hagamos algunas salvedades con aquellos que se aprovechan de la situación involuntariamente, porque desconocen el camino, iban distraídos o tienen un día nefasto en que el tiempo les apremia acuciosamente. Pero el grupo mayoritario de depredadores del asfalto realiza la faena con premeditación y alevosía. Se nota perfectamente si te dedicas a observar un rato. Compruebas como acechan la marcha y los huecos de la caravana, captas algunas indecisiones del estilo "¿Me meto ya o me aprovecho un poco más?. Algunos, en el límite de la carencia de escrúpulos, apuran hasta el último segundo, y van a meter el "MORRO" justo en el momento en que la salida se cierra.
A estos impresentables, que abusan de la bondad de los personas, les hacía falta una buena dosis de - y aquí viene otra palabra que me encanta- empatía, para poder ponerse en el lugar de los demás, en la impotencia que se siente cuando esos listillos se aprovechan de uno.
Yo a todos ellos les desearía una pesadilla larga e interminable, en la que nunca llegaran a su punto de destino por ser víctimas de infinitos adelantamientos de desaprensivos automovilistas.
EMPATÍA.
                “Capacidad de un individuo para ponerse en el lugar de otro, captar sus sentimientos, comprender sus reacciones y contemplar el mundo desde las perspectivas de otra persona” (Ander Egg, 1997)" 
La expresión "Ponte en su lugar" o "No hagas lo que no quieras para ti" y otras similares pertenecen al saber popular". Sin embargo, a ciertos indivíduos lo que le pase al prójimo les resbala. 


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