El prototipo ideal es esa imagen que las sociedades imponen para ser valorados y aceptados en su seno. Cualquiera que se sale de él es excluido, censurado, castigado..., lo menos, mal visto. Sociedades cerradas desde el comienzo de los tiempos que no admiten diferencias entre sus miembros. Quieren clones que perpetúen la costumbre, las reglas, los valores (un gran "sinvalor") de siempre. No a lo nuevo, no a lo desconocido. En el fondo es miedo, inseguridad, egoísmo. Son los que ocupan los mejores estrados en esta organización social los que más tienen que perder y lo protegen. Sin embargo, perpetúan estas anquilosadas estructuras, personas que no tienen nada que ganar con ello. ¿Qué motivos las llevan a pensar y actuar así. Miedo también, pero miedo a ser degradadas; creen poniéndose del lado del poder, estarán más protegidas, aunque sea a cuenta de perder su individualidad y libertad de pensamiento. Inseguridad también; a lo desconocido; ya se sabe el dicho: "Más vale lo malo conocido...". Incredulidad de la existencia de cambios, "Es lo que se ha visto siempre". Hay un sector considerable que opinan que las cosas deben cambiar, pero "¿quién le pone el cascabel al gato?".
Y, llegados a este punto, volvemos a lo de siempre: la mujer, la más castigada en esta inmovilidad o, a veces, involución social.
Lo que pretendo resaltar hoy en esta entrada es un sistema de estancamiento de la condición femenina, originado o derivado de ese adoctrinamiento al que somos sometidas desde pequeñas con lo que es el patrón de la belleza ideal.
En el momento actual los máximos responsables de la "mujer sexy espectacular" son el cine, la televisión, la prensa del corazón, determinados comercios y empresas (que desean ese prototipo para sus ventas) e, incluso (y ya es triste) las clínicas, gabinetes y profesionales de la estética; da muchas "pelas".
En el momento actual los máximos responsables de la "mujer sexy espectacular" son el cine, la televisión, la prensa del corazón, determinados comercios y empresas (que desean ese prototipo para sus ventas) e, incluso (y ya es triste) las clínicas, gabinetes y profesionales de la estética; da muchas "pelas".